domingo, 23 de septiembre de 2007

Un buen recordatorio de quién soy


Encontré estas fotos de cuando llegué a pesar 90 Kilos, culpando al embarazo de Sophia aproveche de comer cuanto quería de esto hace 5 años, mmmh los damascos los comía por kilos, que delicia...aunque ahora no lo hago nada de mal.
Pero la idea de escribir hoy no es precisamente por mi dieta, es recordar por lo que pasaba en esos días, sola con un hijo de 11 años a los que le dedicaba 100% todo de mi y la noticia de que Sophia venia en camino no le fue muy grata y aunque por mas que trato de recordar, jamás sentí miedo al futuro o de lo que nos deparaba a Diego y a mi, la llegada de esta hermanita. Al ver las fotos parece que siento moverse a mi pulguita dentro de mi panza, que sensaciones mas hermosas y el último mes era tan grande mi necesidad de conocerla al fin, de ver su carita, tocarla, olerla (no existe olor mas exquisito que el de los bebes, olor a gente nueva).
Mi Diego se enfurecía cada vez que llegaba con cositas para este nuevo personaje que entraría en nuestras vidas entonces decidí arrendar una casa para pasar el mayor tiempo posible con él y darnos privacidad y espacio solo para los dos, ahí me di cuenta que ésta era mi pequeña familia. Conocí lo que era administrar una casa, con mi sueldo teníamos que comer, el arriendo, la ropa, la luz, el agua, el gas, médicos, remedios etc, etc. tenía que alcanzar...
El nacimiento de ella tampoco volvió loco a Diego, cuando nos fue a ver la encontró fea con suerte de dio un beso, en la primera semana de vida, Sophi hizo Apneas, las dos primeras veces fue un fin de semana gracias a Dios me di cuenta y la hice reaccionar, yo no sabía de que se trataba, pensé en ese minuto que eran cólicos, y el día lunes la lleve con su pediatra y me explico que se trataba de apneas la internamos en la Alemana (por suerte Claudio me ayudo con todos los gastos), nunca supimos qué hizo que mi pulga olvidara respirar, estuvo 4 días internada con miles de examenes y monitoreo, todo salió bien... (aquí fue cuando baje los 30 kilos de sobrepeso). En esos días solo hizo una apnea, esta pesadilla hizo que el corazoncito de Diego se abriera completamente a su hermana. (creo que este es el gran defecto de nosotros los seres humanos, apreciar a las personas cuando existe el riesgo de perderlas)
Pasaron los meses, ella era como cualquier bebe sanito pero antes de llegar el tercer mes se nos presentaba otro drama, volver a la casa de mi mama por dos motivos, el colegio de Diego y mi vuelta al trabajo... Uff que difícil fue dejarla el primer día, verla tan chiquita, quitarle su mamadera humana y para mi alejarme de mi pequeño tesoro.
Y para Diego perder nuestro espacio ganado para volver a mi antigua pieza, él lloró no quería retroceder lo ganado, le prometí entonces que compraríamos nuestra casa, que tendría nuevamente su dormitorio, su privacidad... No me creyó mucho y es normal porque si no lo había hecho antes que naciera Sophia, ahora con ella los gastos aumentaban y las lucas seguían siendo las mismas, a veces yo tampoco lo creía, comencé ahorrar nuevamente, no era mucho lo que podía ahorrar, para solicitar un Hipotecario me era casi imposible por mi sueldo y porque no tenia con quien complementar renta. Y comenzaron esos pequeños milagros que la mayoría de las veces no los apreciamos, hubo un pequeño aumento de sueldo, una oferta bancaria hiperpublicitada llené una solicitud por Internet, sin mucha fe la verdad. Me llamaron al día siguiente y a la semana me estaban entregando mi casa, nuestro sueño, El 4 de Julio del 2005.
Es verdad lo que dicen las abuelitas "Dios Proveerá"(eso si, no hay que esperar sentado a que él nos dé todo)... Por su puesto que todo esto no podría haber sido posible sin la ayuda de mi mamá, que cuidó de Diego para que yo trabajara y ahora me ayuda con Sophia, la tranquilidad que están seguros es impagable.
Ojala recupere esa seguridad que tenia cuando me enteré de la llegada de Sophia, que estos miedos desaparezcan para siempre.


2 comentarios:

Anónimo dijo...
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Gabriel Bunster dijo...

Aparte de que me encanta la Julieta Venegas que le da un excelente toque al texto, tu relato me emocionó y me conecta con tu realidad que me parece dura, llena de bellas emociones, y moviliza un gran respeto y admiración hacia ti y todas las mujeres que aperran solas con sus adorados hijos.

Gracias.